Credit Suisse, en la cuerda floja, amenaza con tambalear el sistema financiero.
La posibilidad de que la entidad de origen suizo entre en quiebra técnica se encuentra incluso por encima de la que tenía en 2008, cuando cayó Lehman Brothers.
Caídas de dos dígitos, los CDS disparados y todo un fin de semana lleno de desconcierto, con tuits intentando desatar el pánico. Credit Suisse lleva varios años en el ojo del huracán de los mercados, con salidas de directivos, pufos mil millonarios y, lo que es peor, sin nadie capaz de enderezar el rumbo de la nave. Tras una semana, en la que se rozó la tragedia en Reino Unido, el fantasma de Lehman Brothers se apareció en la mente de muchos inversores. El disfraz de un banco a punto de quebrar le queda como un guante a Credit Suisse.
El precio de los swaps de incumplimiento crediticio, CDS por las siglas en inglés, a cinco años se ha situado alrededor de 293 puntos básicos, muy por encima de los 55 puntos básicos de principios de año y el nivel más alto de la historia. Y muy superior a los niveles que alcanzaron en 2008. Los CDS funcionan como seguros de impagos, que utilizan los inversores para cubrir el capital en bonos u otros tipos de deudas.
En 2008 y en 2012, fueron el termómetro de bancarrotas para entidades financieras y Estados, y un valioso instrumento para la especulación salvaje, cuando deja al lado su utilidad como cobertura.
Hoy las acciones han llegado a caer hasta un 11,5% en la bolsa de Zúrich el lunes y han perdido alrededor de un 60% solo este año. En bolsa está siendo el peor año de la historia del banco. Tampoco han ayudado los mensajes internos dentro del banco. El consejero delegado de la empresa helvética, Ulrich Körner, intentó explicar a sus empleados que la entidad tiene un capital y una situación de liquidez sólidos, pero el mensaje se volvió en su contra, cuando admitió al mismo tiempo que la situación es "crítica".