Si finalmente la Fed no puede combatir la inflación manteniendo los tipos a un nivel no demasiado restrictivo (3,50-4%) y se ve obligada a subir los tipos más allá del 4,50%, las probabilidades de recesión el próximo año van a ser muy elevadas. Si lo que viene el próximo año es una recesión en EEUU podemos esperar una caída del dólar, provocada tanto por un más que probable giro dovish de la Fed cuando la inflación comience a remitir junto con un BCE y bancos centrales emergentes todavía aplicando políticas monetarias estrictas, ya que la inflación en Europa y emergentes no desaparecerá tan rápido como en EEUU.
Un dólar bajista daría alas a la renta variable emergente, tanto por el lado de las empresas, que serían más competititvas con un dólar más barato, como para los estados, cuya deuda en dólares se devaluará y eliminará presión sobre sus cuentas.
El mayor riesgo para esta estrategia es que cuanto más tarde en llegar esta caída en el dólar, más sufren las cuentas en estos países.